Pablo Neruda Amor América

Poemas de Pablo Neruda


Antes de la peluca y la casaca



fueron los ríos, ríos arteriales,



fueron las cordilleras, en cuya onda raida



el cóndor o la nieve parecían inmóviles:



fue la humedad y la espesura, el trueno



sin nombre todavía, las pampas planetarias.







El hombre tierra fue, vasija, párpado



del barro trémulo, forma de la arcilla,



fue cantaro caribe, piedra chibcha,



copa imperial o silice araucana.



Tierno y sangriento fue, pero en la empunadura



de su arma de cristal humedecido,



las iniciales de la tierra estaban escritas.







Nadie pudo



recordarlas después: el viento



las olvidó, el idioma del agua



fue enterrado, las claves se perdieron



o se inundaron de silencio o sangre.







No se perdió la vida, hermanos pastorales.



Pero como una rosa salvaje



cayo una gota roja en la espesura



y se apagó una lámpara de tierra.







Yo estoy aquí para contar la historia.



Desde la paz del búfalo



hasta las azotadas arenas



de la tierra final, en las espumas



acumuladas de la luz antártica,



y por las madrigueras despenadas



de la sombría paz venezolana,



te busque, padre mío,



joven guerrero de tiniebla y cobre



o tú, planta nupcial, cabellera indomable,



madre caimán, metálica paloma.







Yo, incásico del legamo,



toqué la piedra y dije:



¿Quién me espera? Y aprete la mano



sobre un punado de cristal vacío.



Pero anduve entre flores zapotecas



y dulce era la luz como un venado,



y era la sombra como un párpado verde.







Tierra mía sin nombre, sin América,



estambre equinoccial, lanza de púrpura,



tu aroma me trepó por las raíces



hasta la copa que bebía, hasta la más delgada



palabra aún no nacida de mi boca.




Poemas de Pablo Neruda

martes, 12 de octubre de 2010

El Descubrimiento de América

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